La buena suerte así como todo logro, comienza con una imagen mental. Estas imágenes deben preceder a la materialización de aquello que queremos conseguir y la clave consiste en que deben ser fuertes y bien definidas. De lo contrario, carecerán de la fuerza necesaria para hacerse realidad.
Por ejemplo: mucha gente expresa que quiere ser feliz, o tener mucho dinero, y eso son pensamientos muy abiertos, muy generales y, por lo tanto, sin concreción y carentes de fuerza. Es preferible un pequeño deseo bien definido que nos pueda llevar a fijarnos después uno más grande. Es más práctico por ejemplo, pensar que quiero aumentar mis ingresos en un 20% en los próximos seis meses, o un 50% en un año, o duplicar mis ingresos en los próximos tres.
Pero la clave está en entrar en acción cuanto antes. Ser proactivo supone tener claro en la mente lo que quieres, procediendo y actuando con lo que tienes en ese momento, no esperando al momento «ideal» pues ese momento no llega nunca porque no existe.
Mucha gente se queda esperando a ese momento con pensamientos como…“cuando acabe el máster me pondré a hacerlo…esperaré a tener suficiente dinero empezaré…aún no lo tengo claro…no encuentro al socio adecuado”…al final acabas en la parálisis por el análisis, una enfermedad de la que debe estar vacunado todo emprendedor.
Debes arrancar cuanto antes porque el momento perfecto no llegará nunca. No pienses en cómo lo haré, sólo decidiendo qué quieres en realidad aparecerá el cómo de las cosas, el modo de proceder. Es como avanzar en coche por una carretera de noche, las luces nos muestran sólo unos pocos metros nada más y sin embargo, conociendo el destino fijado, sabemos que completaremos el recorrido sin necesidad de ver el camino completo.
Debes ser consciente de que, como en la selección natural, se excluye a aquellos que no tienen la suficiente creencia en lo que hacen. Vas a reforzar esa creencia, esa visión, ese deseo fijándote el objetivo que quieres ver realizado. Procede con método y aplica esta fórmula:
- Anota el objetivo, ¡por escrito! De este modo cristalizan los pensamientos, creando una impresión indeleble en la memoria.
- Fija un límite, un tiempo para alcanzar ese objetivo.
- Imponte normas elevadas: existe una relación directa entre la facilidad para alcanzar un objetivo, la fuerza de la motivación y la disciplina.
- Apunta alto, sé ambicioso. No requiere más esfuerzo alcanzar la prosperidad y la abundancia que aceptar la miseria y la pobreza.
- Nunca te detengas por un NO.
La suerte tiene que ver con el azar y con todo aquello que nos sucede sin poder intervenir en el resultado. Son sucesos aleatorios. Por supuesto que a cualquiera le puede tocar vivir un acontecimiento desafortunado, nadie está libre, por lo que resulta más saludable no
pensar en esa posibilidad y mantener una actitud en todo momento positiva y no creer en la mala suerte, aunque bien es cierto que uno de los misterios insondables del universo son «las malas rachas». No parece haber explicación lógica posible y sin embargo, todo el mundo las ha sufrido.
Un gato negro que se cruza en mi camino significa
que un animal va a alguna parte.
Groucho Marx.
Pero la buena suerte es otro concepto superior y tiene que ver con una intención, algo que quiero atraer a mi vida, significa que estoy pensando en algo concreto y hago lo necesario para conseguirlo poniendo una energía en el proceso de pensamiento que acabe provocando el resultado.
La buena suerte se da cuando coinciden preparación y oportunidad. La buena suerte es elusiva, pero sabe esperar y llega a quien aprovecha de inmediato el momento y actúa confiadamente y sin mirar atrás.
Toda acción provoca un resultado y si la acción tiene una noble intención, es muy probable que el resultado esté en consonancia. La inacción en el mejor de los casos no traerá un resultado, aunque muchas veces algo se podrá manifestar como consecuencia de las acciones de otros. Por lo tanto, es mejor tomar iniciativa y actuar de acuerdo con tus propósitos.
Primero te ignoran, luego se ríen de ti, más tarde luchan contra ti y después tu ganas.
…luego te llaman “el de la suerte” Mahatma Gandh.
© 2.015 Gabriel Hernández Guillamón
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