La presentación de tu Proyecto es fundamental y decisiva en todas sus formas, especialmente si se va a producir de modo presencial. En unos pocos minutos, las personas que tienes delante van a tener una idea de lo que les planteas y puedes captar su interés…o perderlos en los primeros minutos para siempre.
Por lo tanto, debe ser de lo más cuidada y nada complicada. Hay que buscar la sencillez y la eficacia en un planteamiento directo y preciso. 

Sobra decir que a mejor presentación más posibilidades, aunque no podemos esperar el 100% de resultados y no habrá garantía de éxito. Hay que proceder con método.

Por otro lado, una presentación deficiente puede dar resultados positivos en base a otras consideraciones en la medida de lo que transmitas. Además, puede entrar en juego componentes como el azar, pero nunca confíes en nada que no sea preparación impecable, nada de improvisación. Ten en cuenta que no existe una primera impresión neutra.

A la hora de la presentación debes cuidar todos los detalles:

  • Puntualidad.
  • Presentar al orador y describir su perfil y su historia. Puedes ser tú mismo o algún colaborador o socio en el proyecto.
  • Presenta de igual modo a los invitados si ello es posible si se trata de una presentación pública. Esto implica reconocimiento y respeto hacia ellos y su tiempo. Con  esto se crea sinergia, identificación entre las personas.
  • Cree en lo que haces. Se profesional. Muestra emoción, se entusiasta, pero de forma natural.
  • Mantén una actitud positiva.
  • Utiliza las herramientas de que dispongas. Revistas, folletos, audiovisuales, etc.
  • Introduce en los momentos oportunos un “yo también” para reforzar la identificación entre los presentes.
  • Una vez iniciada la exposición, ningún socio o colaborador del proyecto debe jamás interrumpir al orador y, mucho menos, corregirlo. Un dato erróneo se puede pasar por alto, pero una interrupción resta profesionalidad y credibilidad.

El invitado o invitados van a tener una impresión general de lo que perciban que se basará en aspectos como:

  • la presencia del orador (supone el 55% del total)
  • la forma en que se expresa (38%)
  • el mensaje, realmente lo que dice (sólo 7%)

Debes asumir que aportar toda la información no será posible en un primer momento, además de no ser conveniente. Es fundamental presentar una visión global de tu proyecto, con el tiempo necesario, reduciéndola en lo posible, con buen ritmo y sin interrupciones. Las preguntas deben quedar para el final.

El ritmo debe ser creciente, la curva de atención debe ir aumentando. Sigue un orden basado en el esquema clásico de introducción, nudo y desenlace.

  • Identifica el producto o servicio de manera impactante, a modo de titular.
  • Brevedad. Decide el tiempo justo de presentación. Menos es más.
  • Deja claro qué problema solucionas y cuál es tu solución.
  • Presentas el producto detalladamente, con sus características y ventajas.
  • Añade algo sobre ti y tu experiencia al respecto o cómo llegaste a desarrollar tu idea.
  • Qué beneficios encierra tu propuesta.
  • Añade fuentes, datos, estadísticas, testimonios y todo aquello que refuerce y aporte seguridad y confianza a tu exposición.
  • Habla de las garantías que contiene tu propuesta
  • Haz una llamada a la acción.
  • Cierre.

Si la presentación de tu proyecto se alarga en el tiempo, tu invitado acumulará las suficientes dudas y preguntas en su mente como para que su atención caiga bastantes enteros…o bien habrá desconectado y estará ausente pasados unos minutos y te “dejará la cara”, aguantando hasta el final sólo por cortesía.

Es el momento crucial, un momento que puede ser decisivo. Es por ello que debes rentabilizar tu tiempo, no usando ni más ni menos del necesario.

Me gusta referirme a la publicidad en televisión.
Los publicistas, parten de una idea inicial y, a menudo, cuentan una historia completa, muchas de las veces de lo más atractiva, interesante y genial, con su planteamiento inicial, nudo y desenlace y todo en…¡40 segundos! 

Nosotros que disponemos de más tiempo, tenemos el deber y la obligación de contar los detalles de la forma más correcta, concisa y eficaz posible.

En mi país se pasan quince minutos diciendo que no hace falta presentarme y diciendo que van a ser breves  en la presentación; y así pueden estar una hora sin haberme presentado. Jorge Luis Borges

 

 

© 2.010 Gabriel Hernández Guillamón

 

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