En la historia de la humanidad cualquier idea nueva siempre ha pasado por el mismo proceso. En primer lugar, ha sido negada radicalmente. Después pasa por un periodo de controversia y de discusión en el que subyace el descrédito, el comentario jocoso, la ridiculización y el ataque frontal hacia su creador y sus locos seguidores.

Planteamientos intransigentes, escepticismo, negar la realidad y dejar de lado el estudio serio sobre la cuestión, prevaleciendo la negación a la razón.Negar la realidad es más frecuente que el análisis de los fenómenos y tendencias, que acaban aceptándose por sí mismos, pasado un periodo de controversia inicial. Cuando un pensamiento es poderoso, acaba imponiéndose.

Las más de las veces, el reconocimiento para el creador suele tardar en llegar, siendo muy común que sea a título póstumo la aceptación formal del planteamiento.

En un mundo tan cambiante, la actualidad nos trae nuevas ideas casi a diario. No todas se confirmarán, pero algunas de ellas mañana serán verdades absolutas. Es el momento en el que sus críticos más enconados de repente se muestran convencidos. Muchos de ellos cambian su discurso, pareciendo incluso que la idea es original y suya.

Son muchos los ejemplos. Baste recordar que durante siglos se pensó que el sol giraba alrededor de la Tierra, y no al revés; también que era plana, imaginando todo tipo de terrores si se pensaba en buscar sus límites.

Las teorías de Darwin y la evolución de las especies fueron negadas largo tiempo. O las muchas vidas que se cobró la falta de higiene y método en los hospitales, atribuyendo a decisiones o castigos divinos el destino fatal de muchos enfermos antes de aceptar la existencia de microorganismo vivos, invisibles a ojo desnudo, que producían la enfermedad infecciosa causante de las muertes.

Todavía hoy, negar la realidad es la postura de muchos escépticos hacia los nuevos modelos de negocio que aparecen gracias a las nuevas tecnologías en el entorno de Internet. No les valen las cifras de crecimiento de nuevas empresas que surgen de una idea y con muy pocos recursos económicos, rompiendo los viejos paradigmas en los que la gran corporación iba unida a grandes inversiones de capital.

La tecnología hoy ha socializado la oportunidad. Cualquier proyecto emprendedor puede llevarse adelante sin capital inicial o siendo éste ínfimo y ridículo. Ejemplos como Google o WhatsApp, no serán únicos.

En mundo global y cambiante, donde el conocimiento aumenta exponencialmente y está al alcance de todos y de forma gratuita e inmediata, cada vez queda menos tiempo para cuestionar y muchas realidades se asumen de facto.

Nos ha tocado vivir una era fascinante de la historia, donde por fin, la imaginación es más importante que el capital y el conocimiento.

 

 

 

© 2.015 Gabriel Hernández Guillamón

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